Suprimir egos y palabras.

¿Nunca experimentaste la culpa al escribir sobre alguien que sabés que jamás escribiría sobre vos? Ahí te ves, borrando un texto enorme lleno de cosas que escupiste porque no las podés guardar más; sólo porque esa persona nunca va a sentarse a escribir sobre tu forma de caminar, de verlo con tu mirada más penetrante, la forma que tenés al sonreír y decir las cosas. Lo siento querida, andá borrando lo que escribiste. Tu ego puede más. ¡No! No quiero, voy a escribir igual, sé que alguna vez él lo hizo. ¡Ja! ¿Realmente te lo creés? No me tires abajo, me gusta soñar. No soñes, a la realidad, a la realidad chiquita. No escribe sobre vos porque tu manera de caminar es simple, piernas largas se mueven; nada que él no haya visto antes. Tu forma de mirarlo no sé si será algo que alguna vez haya experimentado con anterioridad, pero si no escribió de eso es porque no quiere recordarlo. Quizás tu sonrisa haya sido una de las más feas que pudo ver y tu forma de decir las cosas es más impactante que un autito chocador y lo asusta. Debe ser por eso. ¿Todavía no te quedó claro? Borrá lo que escribiste, él nunca lo va a hacer sobre vos.